Una noche más.
Y ahí se encuentra, con su instrumento, con su pasión, con su música y apartado de todo. Abstraído, enajenado gracias a… a su valor. A su poesía, a su riqueza y a eso que tiene la dicha y el poder de transmitir.
Algo muestra tras su enorme mirada altanera y agigantada. Algo de todo ese polvo mágico de estrellas, que de pequeña me curaba las rodillas… me presta o me regala unas líneas de su poema. Baja uno de esos cuerpos azules que habitan el espacio y me lo muestra… me lo deja ver.
Cuánta grandeza, cuánta vivencia y cuánta paz. Un camino que valió la pena recorrer, que da gusto conocer; un camino fácil de admirar.
Su escenario está a la altura de su timidez, de su humildad y de su viveza. Me habla a la par; es un par. No tiene soberbia ni parece conocer maldad…
Su mirada me regala decoro y en cuanto junta sus palabras y deletrea su relato, su expresión se vuelve clara y todo se vuelve una esfera perfecta.
Tiene un don, tiene esa suerte. Persiguió un objetivo y se lo impuso a su camino. Disfruta… tiene la clave.
Su edad es anecdótica por que su alma nace todos los días; y es así como la mantiene siempre joven, siempre pura, siempre concreta y siempre tan blanca.
Y ahí se encuentra, con su instrumento, con su pasión, con su música y apartado de todo. Abstraído, enajenado gracias a… a su valor. A su poesía, a su riqueza y a eso que tiene la dicha y el poder de transmitir.
Algo muestra tras su enorme mirada altanera y agigantada. Algo de todo ese polvo mágico de estrellas, que de pequeña me curaba las rodillas… me presta o me regala unas líneas de su poema. Baja uno de esos cuerpos azules que habitan el espacio y me lo muestra… me lo deja ver.
Cuánta grandeza, cuánta vivencia y cuánta paz. Un camino que valió la pena recorrer, que da gusto conocer; un camino fácil de admirar.
Su escenario está a la altura de su timidez, de su humildad y de su viveza. Me habla a la par; es un par. No tiene soberbia ni parece conocer maldad…
Su mirada me regala decoro y en cuanto junta sus palabras y deletrea su relato, su expresión se vuelve clara y todo se vuelve una esfera perfecta.
Tiene un don, tiene esa suerte. Persiguió un objetivo y se lo impuso a su camino. Disfruta… tiene la clave.
Su edad es anecdótica por que su alma nace todos los días; y es así como la mantiene siempre joven, siempre pura, siempre concreta y siempre tan blanca.
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