¿En cuánto creemos?. ¿En qué creemos?. ¿Por qué creemos?. ¿A quién creemos?.
¿A quién creamos en esta vida sintiéndonos tan mediocres al lado de todos aquellos a quienes catalogamos de “mejores”?. Sintiendo que no podemos, y que por consiguiente nunca podremos. ¿Quién es mejor y quién peor?… y ¿por qué?. ¿Qué vamos a lograr?. ¿A dónde vamos?. ¿Qué es lo que verdaderamente pretendemos de esta vida, de este plano, de este momento?. De un simple momento. Todos buscamos la felicidad. ¿De qué nos valemos y a dónde queremos llegar?. ¿Realmente queremos seguir?. Nos invaden miedos, amarguras, “antifelicidades”; y después así nomás y de repente al mundo se le ocurre alinearse y sentirse “vivo”. Y nos bendice con su simpleza en un día de sol, o de lluvia; con frío o con calor. Con la MÚSICA. Con el nacimiento de una criatura que es, en el mejor de los casos, fruto del amor entre dos personas. Ese amor eterno que seguramente se juraron un día bajo el sol brillante de un atardecer perfecto, diciendo cuanto se aman con un solo gesto en la mirada. O tal vez reposando en un colchón alto y duro en una habitación de un barrio cerca del centro, con las luces bajas y haciendo alusión a ese sentimiento.
El fruto de tanto amor eterno. La simpleza de un te quiero en el momento oportuno, escondido bajo la condición tecnológica de la actualidad que muchas veces nos impide expresar los sentimientos mirando los ojos de esa persona a la cual le dedicamos esas dulces palabras… TE QUIERO.
El fruto de tanto amor eterno. La simpleza de un te quiero en el momento oportuno, escondido bajo la condición tecnológica de la actualidad que muchas veces nos impide expresar los sentimientos mirando los ojos de esa persona a la cual le dedicamos esas dulces palabras… TE QUIERO.
Nos vemos en la obligación de gritarlo al mundo mediante unas cuantas letras escritas de forma rápida con los dedos de una sola mano (casi sin prestar demasiada atención, pero con esperanza y ansiedad en la expresión del rostro) en medio de una muchedumbre a la hora de la merienda. Soltarlas de manera tal que se cree cierta confusión en quien lo recibe, perturbada por el miedo de volver a querer, luego de haber fallado. Y haber fallado tan pero tan duro que nunca mas soñó con siquiera volver sentir algo por otro par. Sin duda, a esas palabras se las llevaron los malos augurios. Y ahí, se sentó en la parada de un colectivo sin mucho que ofrecer, conducido por un chofer mediocre quien probablemente vio la expresión de su cara y no comprendió por qué hay en este mundo alguien que tenga tantas ganas de ser feliz y ni siquiera pudo apreciar el brillo en sus ojos. Y ahí mismo recapacitó y entendió que el mundo le estaba dando una nueva oportunidad de acercarse a eso que todo ser humano busca en diferentes medidas. Quería quererlo. Ese primer “te quiero” se convirtió en un período de conflicto interno hasta que logró interpretarlo con otra parte del cuerpo que no fuera su cabeza y su corazón antipático. Una vez que lo vio con esos ojitos grandes y brillantes, sanos ya, luego de tanto dolor y entrega. Ojos llenos de amor para dar, esos ojos… esos ojos que translucen el alma y el corazón abiertos. Esos, que ella siempre supo que lo enamoraban y que le encanta saber que son el medio perfecto para ver el desarrollo de una historia feliz, desde muy cerca. Tanto que a ella misma la compete. Esa que vemos inalcanzable, que pasa en las películas. Esa que se ve frustrada y bastardeada por las situaciones cotidianas que intentan quitarle la magia y la fuerza a cualquier esperanza.
No perdamos ésto. Creamos en cuanto queramos creer, en lo que queramos creer, por que simplemente queremos creer en quien queramos. Creamos en NOSOTROS MISMOS. Creemos, desde nosotros mismos, seres que tengan y sientan ganas de sacar este mundo adelante. “Vivamos en prosa espontánea” y démosle a los nuevos lo que necesitan. Envión. Empujémoslos a ser lo que quieran ser.
Un hombre un día dijo “tu eres un genio, siempre” y no dudo que el lo creyera de sí mismo. Tomémoslo personal y aprendamos de eso. Si creés que podés, podés. Pero no esperes que otro crea por vos, ya que no hay persona mas importante en tu vida que vos mismo.
Sos tu poesía más perfecta, mas espontánea. Tu escultura más proporcionada, tu obra de arte más cara. El mejor trazo en tu dibujo.
No perdamos ésto. Creamos en cuanto queramos creer, en lo que queramos creer, por que simplemente queremos creer en quien queramos. Creamos en NOSOTROS MISMOS. Creemos, desde nosotros mismos, seres que tengan y sientan ganas de sacar este mundo adelante. “Vivamos en prosa espontánea” y démosle a los nuevos lo que necesitan. Envión. Empujémoslos a ser lo que quieran ser.
Un hombre un día dijo “tu eres un genio, siempre” y no dudo que el lo creyera de sí mismo. Tomémoslo personal y aprendamos de eso. Si creés que podés, podés. Pero no esperes que otro crea por vos, ya que no hay persona mas importante en tu vida que vos mismo.
Sos tu poesía más perfecta, mas espontánea. Tu escultura más proporcionada, tu obra de arte más cara. El mejor trazo en tu dibujo.
Tu más afinada y mejor canción.
Sos la dulzura del azúcar, vos le das gusto a tu vida… saboreate. Se dueño de tus decisiones y proponete todos los días ser un poquito mas feliz.
Qué es lo que verdaderamente pretendemos de esta vida…?
La felicidad absoluta propia y de aquellos que nos rodean, en ese orden, sin excepción.
Sos la dulzura del azúcar, vos le das gusto a tu vida… saboreate. Se dueño de tus decisiones y proponete todos los días ser un poquito mas feliz.
Qué es lo que verdaderamente pretendemos de esta vida…?
La felicidad absoluta propia y de aquellos que nos rodean, en ese orden, sin excepción.
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