Me pierdo en esas manos,
esas manos calientes,
que sin más y de repente
consuelan a mis pasos.
Un fragmento de su ser
se hace luz en mis mejillas.
Solo puedo derretirme
ante el dulce atardecer.
Camino tras los pasos
de quien busca una verdad.
Anhelo esos abrazos
que me arropan si no estás.
Conjugan las poesías,
controlan mi razón...
Y qué de mi estos días!
¿qué será de mí, amor?
Me pierden esas manos
que ante todo me desvelan.
Y ya nada me consuela
si no te siento cerca.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
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