Que de aquel trago tan dulce
quede incómodo sabor amargo.
De aquella irresistible mirada
mente, melodía y canción.
Y la sorpresa no se cansa... y espera.
La simpatía, en el habla.
Calamidad, en el discurso.
Incursiones en desuso
de poesía inquebrantable...
Y la sorpresa no se cansa... y aparece.
Y la miel del caramelo
empalaga ya mi lengua.
Ya no mas noches oscuras
sin la luz de mi sonrisa.
Y la sorpresa no se cansa... y se guarda
Y mi sorpresa no termina, no calma.
Y el miedo a veces viene,
contamina... o se va y se compensa.
Palabras y solo eso,
si a los ojos no se miente.
Palabras y eso solo
si tus ojos no me mienten.
martes, 8 de septiembre de 2009
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