Y después de tantas emociones, ¿cómo se hace para acceder nuevamente a la vorágine diaria? ¿Cómo se logra mantener esa calma y esa paz que invadieron las horas que pasaban despacito al ritmo de la buena, buenísima, excelente música para mis oídos? ¿Cómo?, si cuando salís a la calle el lunes la gente (y me incluyo) parpadea lento, intercambia miradas vacías y no se ve reflejado en nada ni en nadie por que van corriendo las agujas de un reloj que ahora hace que los segundos sean mas cortos, pero densos… y aburridos. Y a medida que el día avanza se vuelven más largos y cada vez más gomosos.
En estos casos es donde creo que vale la pena regocijarme y acomodarme en esa emotividad, como si fuera el abrazo donde espero de noche, dar comienzo a mis sueños.
Me gusta conocer historias y me emocionan las miradas al pasado. Las fotos. Me conmueve vivir de afuera y como algo nuevo, aquello que para otro es su visión de la vida, sus recuerdos, y sin más, su versión de la historia. Debo agradecer, por que se me llenó el corazón de alegría, emoción, música y nuevas vueltas de tuerca a esto que todos y todos los días llamamos rutina.
lunes, 29 de diciembre de 2008
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